Este artículo trata de la ciudad; para la fruta conocida por este nombre, véase Prunus armeniaca.
La ciudad de
Damasco (en
árabe:
دمشق ;
Dimashq) es la capital de
Siria y una de las ciudades más antiguas del mundo. Según el
Nuevo Testamento,
San Pablo tuvo una visión de
Jesús en el camino a Damasco, por lo cual la ciudad se considera sagrada tanto en el
cristianismo como en el
islam. Entre sus atractivos turísticos sobresale la tumba de
Saladino, el célebre defensor de la Tierra Santa durante la época de las
cruzadas. De manera general, Damasco está dividida en dos partes. La ciudad nueva, con sus edificios ´modernos´, y la ciudad vieja, donde se agrupan los atractivos de esta capital con 6.000 años de existencia, que ya aparece mencionada en textos de hace cuatro milenios y medio. Aquí está la gran mezquita, la de los Omeyas, construida en el siglo 8. El inmenso patio de 122 metros de largo, tapizado de lozas que pertenecieron a un monumento romano, ofrece varias exquisitas decoraciones. Entre ellas, la el tesoro, una construcción que se hiergue sobre columnas y que se utilizaba para almacenar el oro del Estado. A doscientos metros de la Gran Mezquita hay un ejemplo de riquísima arquitectura de diseño árabe-otomano, como es el Palacio Azem, del siglo 18. Hoy es un museo de las artes y tradiciones y exhibe, en los diversos cuartos, maniquíes que ilustran sobre la vida cotidiana en esa residencia, que perteneció al gobernador de Damasco. La ciudad vieja está sembrada de mezquitas –en todo Damasco hay cerca de700- de muy diversas épocas.